Se estima que una tercera parte de las personas mayores de 65 años padece pérdida de audición. Muchas veces, los primeros síntomas pasan desapercibidos o no se les da la importancia que debiera, provocando un efecto adverso en la salud e interacción social de nuestros mayores.
La evidencia científica avala que una hipoacusia no tratada puede tener efectos negativos para la salud en diferentes esferas, desde mentales, sociales y psicológicas hasta físicas.